¿Ir a terapia siendo feliz?

La terapia es un espacio de carácter profesional que compartimos con un psicólogo que nos invita a conocernos más y mejor, a reordenarnos y capacitarnos mediante un proceso de trabajo interior y de evolución personal, lo cual siempre es beneficioso, independientemente de si sentimos algún tipo de malestar previo o no.

El motivo de acudir a un psicólogo puede ser un malestar, pero, también, un deseo de desarrollo y mejora. Teniendo en cuenta estos dos motivos, cualquiera puede acudir a terapia como una rutina de autocuidado para incorporar a nuestras vidas equilibrio emocional y bienestar psicológico.

Por ello, una persona perfectamente sana puede acudir a terapia como una vía para atender sus necesidades psicológicas, escucharse y ser capaz de enfrentarse a las dificultades, a los miedos y a las preocupaciones que, de alguna forma, todos llevamos dentro, en mayor o en menor medida. Por lo que, hacer terapia sin padecer algún tipo de trastorno o problema aparente, es responsabilizarse del propio desarrollo psicológico. El psicólogo será siempre nuestro mejor aliado, una persona que nos va a acompañar y a trabajar con nosotros en este proceso de crecimiento personal para sacar lo mejor de nosotros mismos y apoyarnos en esta firme decisión de tomar las riendas de nuestras vidas.

Por otro lado, cuando una persona presenta un malestar psicológico o un trastorno es necesario recibir el tratamiento adecuado, la terapia aquí permite gestionar y, a veces, eliminar el sufrimiento psicológico asociado y las conductas inadecuadas.